martes, 7 de mayo de 2013
Dibujar del natural
Dibujar del natural, ya sea una estatua, un paisaje, un bodegón o un retrato, nos enfrenta directamente, sin paliativos, al reto de trasladar al papel nuestra experiencia visual. En este proceso se involucran nuestras percepciones actuales y también las del pasado, la experiencia visual es fundamental en el desarrollo del dibujante, y aunque esto pueda parecer una obviedad, un buen dibujante es siempre un gran observador, alguien que, a mayores de nuestra capacidad de retener las imágenes en la memoria, se detiene en el movimiento de las lineas y las sombras, en el desplazamiento de los planos, en la interacción del entorno con la figura.
Cada dibujo contiene, en definitiva, nuestra manera de ver el mundo, de interpretar sus signos, cada detalle que elegimos representar, dejando de lado otras características del modelo en un proceso de simplificación, de abstracción, nos conduce a una personalización de la obra, a la creación de un objeto único. Y esto es algo muy interesante en nuestros tiempos de imágenes digitales y entornos virtuales, pues nos ofrece la oportunidad de recrear con muestras manos a cada paso, con el trazado de cada línea, con el movimiento de cada sombra, la realidad tal y como la sentimos expresada sobre un papel blanco.
Dibujos a tinta realizados por Regina.
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