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lunes, 4 de marzo de 2013

Mujica Láinez: "El unicornio"



dama y unicornio


"Me eché a dormitar —también las hadas duermen—, cubierta por el baldaquín metálico que formaba la comba de una campana, y mi antiguo sueño, el sueño de mi adolescencia famosa, escandalosa, tornó a visitarme. Pienso que debo narrarlo en seguida, para que él lector aprecie con exactitud la jerarquía excepcional de quien escribe para él. Pero, puesto que ese repetido sueño y la historia de mi vida constituyen un todo inseparable, referiré, concretamente, en las primeras páginas de este libro que será sin duda extenso y curioso, mi vida, mi vida que semeja un sueño, porque así lo quiso la incalculable fantasía de Dios, y el lector sabrá a qué atenerse. 


la dama y el unicornio


Por lo demás, es una anécdota harto conocida. Los aldeanos la narran, junto al fuego, sin tantos pormenores; las madres —acaso esa madre que arrullaba a su pequeño, cerca de la torre de Lusignan— la cuentan y cantan admirablemente a sus hijos; los poetas la exaltaron con más o menos eficacia; y los estudiosos especialistas la han analizado con paciencia, sin conseguir, empero, todavía, y eso que su esfuerzo ha sido notable, acumulando las fichas tristemente folklóricas y las búsquedas en las que la filología sagaz rivaliza con el erudito candor, despojarla de un lirismo dramático que me enorgullece y me asusta y que hasta hoy demuestra ser más fuerte que sus metódicos embates sabios.


tapiz medieval


 Es la historia de un hada, la vida de un hada; que quien no crea en las hadas, cierre este libro y lo arroje a un canasto o lo reduzca al papel suntuario de relleno de su biblioteca, lamentando el precio seguramente substancioso que habrá pagado por su gruesa estructura. Al proceder así y al no tener en cuenta que todo, absolutamente todo, en este mundo inexplicable, funciona por razones que se nos escapan, su escepticismo anticuado, que tacharía de Victoriano, de no mediar mi respeto por esa gran reina, lo privará de enterarse de asuntos de interés trascendente.

el unicornio



Lo siento de antemano por él: hay distintos modos de ser un pobre de espíritu; hay distintos modos de andar por la Tierra tildándola de insípida, aburriéndose, dejándose morir de monotonía y de tedio; y uno de ellos —tal vez el más tonto— consiste en negarse a probar la sal y la pimienta ocultas que la sazonan de magia."

Imágenes:  "La dama y el unicornio" , tapices del museo de Cluny






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