En estos tres cuadros Manuel Sucasas desarrolla un proceso de abstracción partiendo de la imagen de los reflejos en el agua de una vista nocturna de un paisaje urbano. En la primera fase, el acercamiento a un primer plano de la superficie del agua crea una imagen rica en color y casi abstracta en cuanto a las formas.
Después de la abstracción pasa a la geometrización, congelando los colores y luces en movimiento en rectas y curvas que conforman elementos horizontales y verticales, sin perder la referencia del natural
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