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lunes, 27 de febrero de 2012

La Victoria de Samotracia y André Malraux


              En 1910, se creía que la Victoria de Samotracia, restaurada, recuperaría el oro, los brazos, y un caracol marino. Sin oro, sin brazos y sin caracol marino, ha recuperado la proa, y ha encontrado la alta escalera del Louvre a la que domina como un heraldo de la mañana; la enderezamos hacia la Acrópolis, no hacia Alejandría. La metamorfosis no es un accidente; es la ley vital de la obra de arte. Hemos aprendido que si la muerte no impone silencio al genio, no es porque prevalezca contra ella perpetuando su lenguaje inicial, sino imponiéndole un lenguaje constantemente modificado, olvidado a veces, como un eco que respondiese a los siglos con sus voces sucesivas; la obra maestra no mantiene un monólogo soberano, sino un diálogo invencible.

Malraux, André. "Las voces del silencio"